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Cómo las altas temperaturas y el aire contaminado afectan la salud

Las altas temperaturas y la mala calidad del aire que afectan al país en la actualidad han desencadenado diversas enfermedades y alergias que afectan la salud de la población. Este fenómeno se vuelve especialmente relevante en el contexto del cambio climático, donde las variaciones extremas del clima son cada vez más frecuentes.

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Fotografía creada con Inteligencia Artificial para efectos ilustrativos / Firefly

La doctora Rocío Marroquín explica que la temperatura corporal debe mantenerse entre 36 y 37 grados centígrados. Sin embargo, con el reciente incremento en las temperaturas, el cuerpo reacciona dilatando los vasos sanguíneos para liberar el exceso de calor. Otra forma en que el organismo maneja el calor es a través del sudor, activado por las glándulas sudoríparas bajo la dirección del cerebro. «Normalmente el cuerpo puede perder un litro de agua o más a través del sudor. Sin embargo, cuando hay una deshidratación excesiva combinada con calor extremo, el cuerpo puede experimentar calambres, dolores de cabeza o desmayos. Hemos atendido entre cinco y diez pacientes por semana afectados por la deshidratación», señaló la experta.

Las enfermedades más comunes relacionadas con las altas temperaturas son el sarpullido por calor, más frecuente en niños, causado por la obstrucción de los conductos sudoríparos; los calambres por calor, espasmos musculares dolorosos e involuntarios provocados por la pérdida excesiva de fluidos; los desmayos, episodios de mareo que pueden conducir a la pérdida de conciencia debido a un flujo sanguíneo insuficiente al cerebro, frecuentemente causados por una alta exposición al calor y la falta de hidratación; y la insolación, que ocurre cuando la temperatura corporal supera los 40 grados centígrados, resultando en diferentes grados de deshidratación.

Los casos de deshidratación moderada o severa, señala la médica, suelen requerir hospitalización para reponer líquidos y electrolitos vía intravenosa, con un alto índice de mortalidad en los casos severos.

Marroquín subraya que las personas más vulnerables ante estas enfermedades son los niños, los pacientes diabéticos y los pacientes renales. «Los pacientes diabéticos, al deshidratarse, pierden mucha azúcar, complicando su estado de salud, mientras que los pacientes renales sufren un mayor daño en los riñones por la pérdida de sales y agua». Para evitar estas enfermedades, recomienda mantener una hidratación adecuada, bebiendo al menos 10 a 12 vasos de agua al día y consumiendo sueros, ya que estos contienen los líquidos necesarios para el organismo. También es importante evitar bebidas gaseosas debido a su alto contenido de azúcar, usar bloqueador solar para evitar manchas y quemaduras en la piel y limitar la exposición al sol, especialmente entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.

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El aire contaminado también aumenta las enfermedades respiratorias y oculares. La neumonía, una infección que inflama los sacos de aire de uno o ambos pulmones, puede llenar los pulmones de fluido y afectar principalmente a niños y adultos mayores de 65 años. La bronquitis, inflamación del revestimiento de los conductos bronquiales, y la conjuntivitis, irritación o inflamación de la conjuntiva que cubre la parte blanca del globo ocular, son otras afecciones comunes. Estas enfermedades pueden manifestarse con tos, fiebre, escalofríos, dificultad para respirar, enrojecimiento, picazón y ojos llorosos.

Aíre contaminado

Debido a la mala calidad del aire, las autoridades de salud recomiendan estar informados sobre el estado de contaminación del aire, utilizar mascarilla, no realizar actividades al aire libre sin la protección adecuada, mantener puertas y ventanas cerradas, conducir con las ventanas cerradas y monitorear el estado de salud de familiares con afecciones respiratorias.

Johanna Flores, una ciudadana guatemalteca, comparte su experiencia personal: «La exposición al sol me provoca ronchas, una alergia como rosácea, que se agrava incluso sin exposición directa al sol debido al calor constante. Además, el calor me tapa la nariz y dificulta mi respiración. El aire contaminado por incendios recientes también me causó alergia en los ojos, provocando lágrimas y enrojecimiento. Tuve que recurrir a un medicamento recetado por mi oculista».

La realidad es clara: tanto las altas temperaturas como la contaminación del aire están poniendo en riesgo la salud de los guatemaltecos. Ante estos desafíos, es crucial seguir las recomendaciones médicas y estar bien informados para mitigar los efectos adversos de estos fenómenos ambientales. La salud pública depende de la acción y la conciencia colectiva frente a las crecientes amenazas climáticas y ambientales.

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