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Entre sueños de aniversario y clasificación

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  • La Selección Nacional de Fútbol camina con la esperanza de estar, por primera vez, en una Copa del Mundo, momento que empata con los 80 años que la federación lleva como socia de la FIFA.

Anderzen Saroni Juárez Nájera*

Guatemala está a punto de enfrentar uno de los capítulos más importantes de su historia futbolística. A las puertas de celebrar ocho décadas como miembro de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), la Selección Nacional inicia la última fase de la eliminatoria rumbo al Mundial 2026 con la ilusión de lograr por primera vez su clasificación.

En ese contexto, el jueves 4 de septiembre el Estadio Cementos Progreso será el escenario del encuentro Guatemala contra El Salvador, el cual abrirá la decisiva última frontera para asistir a la cita cumbre del año entrante en Estados Unidos-México-Canadá. Este compromiso marcará el inicio de una serie de partidos en el grupo “A”, donde también figuran los armados de Panamá y Surinam. Solo el dominador de esta y las otras llaves obtendrán el pase directo a la Copa del Mundo, mientras que los dos mejores irán a una ronda extra frente a adversarios de otras latitudes.

A un paso de hacer historia

Este 2025, la historia comenzó a escribirse de forma diferente. Guatemala sacó de la contienda a República Dominicana y se instaló en la disputa mencionada. Durante los últimos 20 años, la azul y blanco siempre llegó a las últimas jornadas con la ilusión de un milagro. En 2008, necesitaba ganar de visita a Estados Unidos y esperar que Cuba doblegara a Trinidad y Tobago. En 2012, la esperanza era arrancar al menos un punto nuevamente en Estados Unidos o que Jamaica no goleara a Antigua y Barbuda. Todo resultó adverso.

Lo mismo se dio en 2016. Guatemala necesitaba una improbable victoria en Puerto España y luego golear a San Vicente y las Granadinas. Tampoco pasó. El golpe más duro llegó en 2021 cuando el equipo dirigido por Amarini Villatoro quedó fuera por diferencia de goles frente Curazao, a pesar de no haber perdido ni recibido un solo gol en toda la fase previa.

El objetivo mayor aún está por escribirse. Clasificar al Mundial 2026 es el sueño que esta generación tiene la oportunidad de alcanzar. El reto será enorme, con selecciones de peso en la ruta, pero el primer gran paso ya se dio. Guatemala Tiene a mano lápiz y papel para escribir una página dorada en su historia futbolística. Falta mucho por recorrer, pero por ahora, la sonrisa del pueblo chapín es amplia.    

Pronóstico optimista

La voz del narrador deportivo Jorge Molina confirma lo que muchos en el ambiente futbolístico perciben: la clasificación de Guatemala al Mundial 2026 es una oportunidad que difícilmente se repetirá. El nuevo formato deja libres tres plazas directas y dos repechajes por la clasificación automática de las sedes del torneo: México, Estados Unidos y Canadá. Los antecedentes colocan a los nuestros en el sexto o séptimo lugar de la región.

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Según Molina, el camino para no depender de otros resultados está claro: ganar todos los partidos de local y sumar fuera de casa al menos con empates frente a El Salvador y Panamá, además de asegurar la victoria contra el equipo caribeño del grupo. “Con esa combinación, Guatemala clasifica sin depender de nadie, una fórmula exigente, pero posible”, señala.

Apunta que el plantel cuenta con futbolistas formados en el extranjero que elevan el roce competitivo; sin embargo, en Guatemala la liga es muy complaciente porque aún no desarrollan entrenamientos intensivos con exigencia interna, por ejemplo, los hábitos alimenticios marcan una diferencia frente a ligas de mayor nivel.  También subraya que nuestros jugadores apenas entrenan 45 minutos diarios, mientras que los de élite marcan una disciplina con prácticas de alto rendimiento de seis veces más que nuestra selección.

Estas diferencias en preparación y recursos reflejan los desafíos estructurales que enfrenta la selección, pero que no opacan los logros recientes ni la ilusión que genera la clasificación. Aún con esas limitaciones en infraestructura y profesionalización el equipo ha mostrado un desempeño sólido, al mostrar capacidad de adaptación y competitividad frente a rivales de mayor nivel. Este equilibrio entre carencias y méritos refuerza la idea de que la bicolor tiene en sus manos una oportunidad histórica para disputar el Mundial 2026.  

En relación con la actuación destacada en la Copa Oro 2025, Molina dice que fortaleció el ánimo del equipo y de la afición. Asimismo, elevó el perfil internacional de la selección al mejorar su posición en el ranking FIFA. Este logro, aunque simbólico, respalda la idea de que Guatemala atraviesa un momento ascendente que debe aprovecharse para consolidar un cambio profundo en su estructura futbolística.

A la luz de este contexto, la coincidencia con el 80 aniversario de la adhesión a la FIFA suma un elemento motivacional que, si bien no explica por sí solo la oportunidad actual, puede servir como un estímulo adicional para jugadores y aficionados. La historia no garantiza resultados, pero la mística que rodea esta fecha podría convertirse en un motor emocional en los momentos más exigentes de la eliminatoria.

Enfoque moderado

En este momento, la Selección Nacional de Guatemala se encuentra a las puertas de una oportunidad que ha esperado durante generaciones, dado que en este mundial 2026, México, Estados Unidos y Canadá no estarán en la eliminatoria directa, lo cual refuerza una esperanza legítima para Guatemala, aunque el periodista Dwaight Castillo, advierte: “Arriba de nosotros hay por lo menos seis o siete selecciones, la clasificación va a estar muy reñida, muy peleada, no digo imposible, pero sí va a ser muy difícil”.

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Castillo explica que este proceso tiene elementos diferenciadores en relación con anteriores intentos fallidos. La continuidad de Luis Fernando Tena, con más de 50 partidos al mando, y la capacidad táctica para variar esquemas sobre la marcha, han fortalecido la estructura del equipo; por ello, la selección tiene posibilidades de cambiar, puesto que la cohesión grupal es ahora la principal fortaleza, por encima de una figura individual.

Además, la proyección mediática de la selección en caso de lograr el objetivo se vislumbra sin precedentes. Resalta que el mundial por sí solo genera audiencias históricas, y con Guatemala como protagonista se romperían todos los registros. “Estamos preparando una experiencia multicámara, visibilidad que podría atraer nuevas inversiones y patrocinios para el fútbol nacional”, augura.

El narrador también comparte su visión personal, cargada de emoción, sobre la posibilidad de vivir el momento histórico: “Espero ser a quien le toque relatar ese partido, cuando les diga a todos que Guatemala se clasifica por primera vez a un Mundial 2026”. Ese anhelo resume el sentimiento de miles de aficionados y profesionales del deporte que, más allá de las estadísticas, saben que la verdadera victoria sería romper el ciclo de frustraciones y abrir una nueva página para el fútbol guatemalteco.

Asimismo, enfatiza que una eventual clasificación tendría un efecto inmediato en el mercado de jugadores. Tal como pasó con Costa Rica luego de Italia 90.  Se abrirán puertas para que futbolistas guatemaltecos puedan emigrar a ligas más competitivas, elevando el nivel individual y fortaleciendo la selección a largo plazo. “Ojalá que el Mundial 2026 nos despierte”, reflexiona.

Otras voces

Carlos Paredes, cronista deportivo, afirma: “Panamá se presenta como una potencia difícil de superar; sin embargo, la Selección Nacional mantiene posibilidades frente a adversarios como El Salvador. Subraya que el desempeño de Tena ha sido positivo en dos ediciones de la Copa Oro, aunque advierte que derrotas como la sufrida ante Guyana en el Caribe no pueden repetirse. Indica que la clave radica en mantener la línea de juego planteada por el técnico, siempre que los jugadores logren ejecutarla con disciplina táctica.

Al respecto, el comentarista Gustavo Velásquez añade un matiz importante: la Copa Oro fue una ilusión que ahora debe traducirse en resultados concretos. “En este torneo la responsabilidad es diferente; la obligación es clasificar al mundial e intentar pasar por encima del favorito natural, Panamá”, expresa.

También, recomienda que el entrenador cuente con una mayor base de jugadores para ampliar la convocatoria y promover una reestructuración integral del fútbol guatemalteco. A su juicio, “la selección es cumplidora, pero aún está lejos del nivel de figuras históricas como: Nixon García, Haroldo Cordón y Rafael “la Cochita” Godoy”.

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Mientras tanto,José “El Caballo” Morales, lateral izquierdo, reconoce que la oportunidad es irrepetible: “Sabemos que podemos hacer historia, por lo que tomamos todo con mucha responsabilidad y al mismo tiempo, disfrutamos del momento. Recuerdo con nostalgia las eliminatorias de 2005 vividas desde los graderíos porque trazaron una línea de tiempo hacia el presente. Hemos estado muy cerca de alcanzar ese sueño, ahora hay mucho compromiso y amor por la camisola”, afirma.

Morales identifica como factor clave el proceso sostenido de tres años de trabajo. “Se han hecho esfuerzos para incorporar profesionales como una psicóloga, una nutricionista y preparadores físicos, y todo esto para fortalecer el desempeño dentro de la cancha; de ahí se atribuye el último éxito en la Copa Oro. Si Guatemala clasifica será de gran impacto porque abrirá las puertas a las futuras generaciones. Por ello, cada entrenamiento es un paso hacia ese objetivo mundialista”, sostiene.

Afición optimista

En lo que respecta a la afición, el optimismo persiste. Aunque los analistas consideran que la clasificación no será sencilla, Helio Hernández manifiesta: “El entrenador nos lleva por buen camino y esperamos que la selección pueda llevarnos a cumplir este sueño, me ilusiona que Guatemala clasifique por primera vez”.

De este modo, Juan Carlos Dávila dice que la clave estará en que los jugadores mantengan la misma intensidad y destreza mostrada en la Copa Oro. “Hay un buen director técnico que ve y que siente la camiseta, por lo que confío en que la selección logre su primer reconocimiento mundial”, señala.

Así las cosas, la selección está de cara a transformar décadas de ilusiones truncadas, en un capítulo glorioso que quedará grabado en la memoria colectiva. La coyuntura y el empuje anímico de la afición convergen en un mismo objetivo: romper la mala racha y llevar por primera vez la bandera azul y blanco como protagonista de una Copa del Mundo. No solo se trata de un desafío futbolístico, sino de un momento de identidad y orgullo nacional que une a millones, dentro y fuera del país. De manera que, en 2026, en el 80 aniversario de ser parte de la FIFA, Guatemala coronará lo trazado en 1919, cuando el futbol empezó a federarse.

*Artículo con el que obtuvo el grado de periodista profesional por la ECC-USAC en modalidad de examen privado.

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