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Crece el riesgo de resistencia bacteriana por automedicación

- Investigadores de la Universidad de San Carlos de Guatemala identifican que recurrir a antibióticos está profundamente arraigado en Quetzaltenango, con graves consecuencias para la salud pública y la efectividad de los tratamientos médicos.
Un estudio publicado en la Revista Médica del Centro Universitario de Occidente (CUNOC) mostró que el 75.54 % de la población de Quetzaltenango se automedica con antibióticos, una cifra alarmante. La investigación, desarrollada en los 24 municipios del departamento con 9,090 participantes, evidencia que factores económicos, culturales y falta de acceso a la atención médica inciden en el hecho.
Los resultados indican que la falta de recursos económicos es la razón más frecuente para no acudir a un médico, seguida por la falta de tiempo, el fácil acceso sin receta, la reutilización de tratamientos y la desconfianza hacia el personal de salud. En las entrevistas el 72 % de los encuestados reconoció haber adquirido antibióticos sin prescripción.

El estudio documenta un uso frecuente e incorrecto de antibióticos para síntomas de origen viral como dolor de garganta, congestión nasal y tos. Entre ellos predominan los betalactámicos, especialmente amoxicilina. También se detectó el empleo inadecuado de metronidazol en diarreas sin indicación clínica.
María Ángel, integrante del equipo que participó en este trabajo de tesis grupal asignado por el Ministerio de Salud, explicó que el levantamiento de datos implicó visitar las comunidades y dialogar con las personas, lo que permitió constatar que la automedicación está profundamente normalizada. Según la investigadora, muchas familias consideran innecesario ir al médico cuando ya conocen “qué antibiótico les funcionó antes” y repiten el tratamiento sin una valoración profesional.
Ángel destacó que este comportamiento no solo responde a la falta de recursos o tiempo, sino también a la percepción de que los antibióticos son “medicamentos seguros y universales”, una creencia que lleva a utilizarlos incluso para infecciones virales donde no son efectivos, pues hay diferencia en los síntomas. “Prevalece la confusión entre lo que es una infección bacteriana y una viral, y eso induce a que se tomen medicamentos que no solo no ayudan, sino que aumentan la resistencia”, afirmó.

La investigadora señaló que las farmacias, especialmente las de barrio, juegan un papel relevante en esta dinámica, ya que en muchos casos sugieren antibióticos sin receta ni diagnóstico médico. Añadió que el estudio identificó municipios como La Esperanza, Colomba Costa Cuca y San Juan Ostuncalco con prevalencias superiores al 93 %, lo que revela la magnitud del problema en zonas específicas y una edad comprendida de 18 a 30 años como los más afectados por la automedicación.
Como parte de las recomendaciones, Ángel propone implementar jornadas médicas gratuitas y campañas educativas en las comunidades, acompañadas de un control más estricto en la venta de antibióticos para evitar que sean adquiridos sin receta. “Si no actuamos ahora, en unos años podríamos enfrentar infecciones que ya no respondan a los medicamentos disponibles”, advirtió.
Voz autorizada
El doctor Abner Vásquez, médico cirujano y especialista en epidemiología, coincidió en que la auto prescripción con antibióticos conlleva un alto riesgo de resistencia bacteriana, obligando al uso de fármacos más costosos y de difícil acceso. Subrayó que un tratamiento incompleto o inadecuado puede derivar en complicaciones graves como sepsis, insuficiencia renal, sordera o incluso la muerte.

Entre los factores que agravan la situación, Vásquez mencionó la venta informal de medicamentos, el ingreso de fármacos de baja calidad provenientes del extranjero, la ausencia de control estricto de recetas, la escasez de médicos en Guatemala y la ausencia de un laboratorio nacional que garantice la calidad de los medicamentos.
Entre las consecuencias económicas el experto hizo ver que el tratamiento de infecciones resistentes puede costar entre Q10,000 y Q50,000 diarios en cuidados intensivos. “Las secuelas de un manejo incorrecto pueden acompañar al paciente de por vida, con impacto directo en su calidad de vida y en el sistema de salud, entre ellos pérdida de la vista y audición”, advirtió.
Finalmente, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia social recomienda a la población guatemalteca por medio de canales oficiales, acudir a un centro de salud ante cualquier síntoma, no reutilizar medicamentos sobrantes y evitar la compra en lugares no autorizados.
