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Murciélagos de Guatemala: Ciencia, conservación y una biodiversidad aún por descubrir

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  • Guatemala cuenta con una de las diversidades más ricas de murciélagos en Centroamérica, pero aún queda mucho por conocer, conservar y divulgar.

Por décadas los murciélagos han sido protagonistas silenciosos de los cielos nocturnos de Guatemala. Sin embargo, su verdadero rol como polinizadores, controladores de plagas y dispersores de semillas ha sido opacado por creencias erróneas que los vinculan con enfermedades y oscuridad. Esta percepción comenzó a cambiar en 2002, cuando un grupo de docentes, investigadores y estudiantes fundó el Programa para la Conservación de los Murciélagos de Guatemala (PCMG).

“Reconocimos una necesidad urgente de cambiar las percepciones negativas que se tenían hacia estos organismos. El programa busca generar conocimiento sólido que apoye decisiones de conservación, sensibilizar a la población y realizar acciones concretas para proteger a los murciélagos y sus hábitats”, comentó José Pablo Rodríguez Flores, actual coordinador del PCMG.

Desde entonces, el programa ha trabajado en tres líneas principales: investigación, educación ambiental y conservación. Gracias a estas iniciativas, se ha logrado el registro de nuevas especies para el país.

En agosto de 2024 se confirmó la presencia de Myotis volans y un nuevo avistamiento de Myotis auriculus en el bosque nuboso de la Sierra de las Minas, incrementando así a 105 las especies documentadas en el país. Estos hallazgos no solo amplían el conocimiento científico, sino que también subrayan la importancia de proteger hábitats clave en regiones como Izabal, Alta Verapaz o Petén.

Uno de los mayores obstáculos ha sido desmentir los mitos alrededor de estos mamíferos voladores. “Todavía muchas personas creen que todos los murciélagos se alimentan de sangre. La realidad es que solo dos especies de las registradas en Guatemala lo hacen. La mayoría se alimenta de insectos, frutas o néctar” explicó Rodríguez.

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Para enfrentar esta desinformación, el PCMG ha desarrollado actividades de educación ambiental, jornadas comunitarias y campañas en redes sociales. Y ese impacto ya se nota. “El programa ha logrado cambios importantes en la percepción de las comunidades, lo que ha generado actitudes más positivas hacia los murciélagos”, aseguró Rodríguez.

Además, se ha promovido la capacitación de nuevos investigadores y colaborado con instituciones como la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), Universidad del Valle de Guatemala (UVG), Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (FUNDAECO) y la Red Latinoamericana para la Conservación de los Murciélagos (RELCOM).

La experiencia de voluntarios en el PCMG como Karla Elizabeth Aguirre Morán, estudiante de biología, es ejemplo de cómo este trabajo transforma la forma de ver a estos animales. “Antes ni siquiera sabía lo esenciales que eran. Hoy los veo como una especie clave en nuestras áreas verdes y lagunas”. Una de sus memorias más importantes ocurrió en campo: “Ver a un murciélago volar desde mis propias manos fue algo muy especial”, comentó Aguirre.

Tanto para Rodríguez como para los voluntarios, los retos persisten. “El programa es sostenido por voluntarios y no tiene fines de lucro. Muchas de nuestras actividades dependen de donaciones o de la venta de artículos como stickers y camisetas”, comentó Aguirre. Aun así, ambos coinciden en que el entusiasmo y el compromiso de los miembros han sido claves para sostener el proyecto.

No obstante, uno de los retos más grandes, además del apoyo económico, es la “literatura gris”: investigaciones valiosas que no han sido publicadas formalmente y que permanecen dispersas en tesis o informes institucionales. El programa busca revertir esta situación abriendo espacios para la difusión de resultados científicos.

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Sin embargo, a pesar de los retos, el PCMG avanza a paso lento y firme, en 2016 el programa obtuvo el reconocimiento para el Parque Nacional Laguna Lachuá fuera reconocido como “Área de Importancia para la Conservación de los Murciélagos” por parte de RELCOM, un logro significativo en el camino por integrarlos en la estrategia nacional de biodiversidad, siendo un reconocimiento internacional que refuerza la urgencia de integrar a los murciélagos dentro de estas estrategias.

“Los murciélagos son aliados esenciales para la salud de nuestros ecosistemas, protegerlos es asegurar un medio ambiente equilibrado y saludable para todos”, subraya Rodríguez. Para Karla, el mensaje a otros jóvenes es claro: “Tal vez no tengan una carita agraciada, pero cumplen un rol ecológico importantísimo. Deberíamos interesarnos más, informarnos y romper con los prejuicios”.

La conservación de los murciélagos en Guatemala es más que un asunto científico: es una necesidad ecológica y cultural. En un contexto de acelerada pérdida de hábitat y desinformación, el trabajo del PCMG y sus aliados representa una esperanza para estas especies que, aunque muchas veces invisibles, son clave para el equilibrio natural del país.

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