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Violencia sexual contra niñas, realidad devastadora

- El informe “Situación de la Niñez y Adolescencia en Guatemala 2022-2024: Niñas teniendo niños”, de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG) expone el drama.
Durante 2022 Guatemala registró 1,974 nacimientos en niñas de 10 a 14 años; para el 2023 la cifra fue de 1,944, y en 2024, el total fue 1,953, según el informe “Situación de la Niñez y Adolescencia en Guatemala 2022-2024: Niñas teniendo niños” presentado por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG).
Dichos datos revelan que, en ese mismo lapso, además de los 5,871 nacimientos en niñas menores de 14 años, también se registraron 70,754 alumbramientos en adolescentes de entre 15 y 17 años. De acuerdo con la legislación nacional, agredir a una niña es violencia sexual y conlleva agravación de la pena.
El informe denuncia que en Guatemala “muchas niñas enfrentan una realidad devastadora: la maternidad forzada como consecuencia de violencia sexual” y asegura que las víctimas no solo deben afrontar las secuelas físicas y emocionales del abuso, sino la indiferencia de un sistema que falla en salud, educación, justicia y protección social.
Agrega que este fenómeno no es nuevo, pero sí persistente y que debido al contexto cultural, social y económico actúa como cómplice del abuso y del silencio.
Tulio Omar Pérez Rivera, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala, asegura que la publicación “quiere ser un grito de esperanza de todas aquellas voces silenciadas, de tantos niños, niñas y adolescentes a quienes se les está robando su futuro y el derecho de tener una vida plena por causa de la violencia, pobreza y abandono”.
Cita al recientemente fallecido papa Francisco, quien dijo: “Los niños son el reflejo de la bondad de Dios y también nos interpelan porque son los más frágiles entre nosotros; una sociedad que abandona a sus niños ha perdido su alma”.

Maternidad forzada
El informe recoge testimonios reales de niñas afectadas que muestra su realidad y cómo eso afecta su vida.
“No quise ese bebé. Él me obligó. Era mi tío. Mi mamá no me creyó. Me sacaron de la escuela. Ahora cuido a mi hermanito y a mi hijo”, declaró una niña víctima de violación.
Esas palabras reflejan una doble victimización de las niñas, la primera por el agresor y la segunda por el abandono institucional y familiar.
Otra particularidad de este flagelo es que los departamentos con mayores índices de pobreza y baja escolaridad son los más golpeados.
En estas regiones, muchas adolescentes abandonan la escuela tras un embarazo, lo que refuerza el ciclo de exclusión, dependencia y pobreza.
El sacerdote José Luis Colmenares, delegado arzobispal para la ODHAG, enfatiza que vivimos una cultura utilitarista, en la que la persona casi no importa, y advierte: “Al no estar las niñas en etapa productiva, parecieran no ser importantes”.
Añade que una adecuada protección, una entusiasta promoción y sobre todo mostrarles un camino en la vida cristiana va a ser fundamental para ver con esperanza nuestra nación en los próximos decenios.

Los datos presentados por la ODHAG también reflejan otro fenómeno, el de los embarazos repetidos en niñas y adolescentes. Tan solo en 2022, se registraron dos niñas de 13 años con dos hijos; 11 niñas de 14 años; 94 de 15 años; 422 de 16, y 1,434 de 17.
Los casos más graves son nueve adolescentes de 15 años, 12 de 16 y 56 de 17 con tres hijos y una adolescente 17, quien ya tenía cuatro descendientes.
El informe agrega: “Estas cifras reflejan una realidad cruda: estas niñas no solo han sido víctimas de abuso sexual, sino que han quedado atrapadas en un ciclo de embarazos tempranos y múltiples, con graves consecuencias para su salud física y mental, así como para la supervivencia y desarrollo de sus hijos”.
Asimismo, destaca que, aunque existen avances normativos como la Ruta de Atención Integral a Niñas Embarazadas Menores de 14 Años y la Ley de Alimentación Escolar, estos esfuerzos son insuficientes, desarticulados y sin impacto real en las comunidades más afectadas, por lo que la violencia sexual sigue ocurriendo en entornos familiares y escolares, con una respuesta institucional que llega tarde o nunca.
Buscan un cambio
Nery Rodenas, director ejecutivo de la ODHAG, subraya que esta realidad no corresponde a un Reino de Dios y que debe ser transformada. “Nosotros somos agentes de pastoral y estamos comprometidos con el anuncio del Evangelio, pero también con la denuncia de todo aquello que se oponga al plan de Dios”, afirma. “Esta construcción del Reino de Dios está llena de riesgos, pero son sus constructores quienes tienen la fuerza para enfrentarlos y superarlos”, añade, a la vez de señalar: “Niñas teniendo niños no es solo una frase dura sino una radiografía de la impunidad estructural. El reflejo de un país que no ha logrado proteger a su infancia más vulnerable, ni garantizar justicia, educación o salud digna”.