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Siembran mil árboles en Pinares del Norte

- El Parque Ecológico de la zona 18 recibió una jornada de reforestación en el marco de un programa integral que busca recuperar áreas verdes, proteger el suelo y fortalecer la conservación de los recursos hídricos.
Organizada por el Fondo para la Conservación del Agua de la Región Metropolitana de Guatemala (Funcagua), en coordinación con la Empresa Municipal de Agua (Empagua) y ejecutada por grupos de voluntarios, se llevó a cabo la siembra de mil árboles en el Parque Ecológico de la zona 18.
La actividad contó con la participación de trabajadores de Banco Promerica y sus familias, quienes se sumaron a la iniciativa de voluntariado ambiental. Marvin Ávila, gerente financiero de la entidad, resaltó: “Es parte de nuestro ADN l contribuir en este tipo de acciones”. En ese sentido, impartió una capacitación práctica sobre la técnica correcta para plantar un árbol, asegurando su desarrollo óptimo.
“Pinos y leucaenas comprenden las especies plantadas, lo cual se basó en estudios del terreno; “vinimos al sitio, observamos las dominantes, la altitud y las condiciones del suelo. Se eligieron las adecuadas para este ecosistema”, explicó Héctor Espinoza, director ejecutivo de Funcagua.
La reforestación no termina con realizado, pues se ha diseñado un programa a largo plazo, con una atención de cinco años de cuidado y mantenimiento para cada árbol. «El compromiso de la fundación es reportar, en este caso a Banco Promerica, cómo se ha desarrollado la planta, y eso lo hacemos semestral y anualmente», afirmó, Espinoza. Repasos, fertilización, limpieza y la creación de rondas cortafuegos y chapeos, antes y después del invierno para prevenir incendios y asegurar la supervivencia de los árboles, abarca el plan.

Beneficios sociales
Los impactos de estos programas de reforestación van más allá de lo ambiental, generando importantes beneficios sociales. «Entre más oportunidad tiene la gente de estar cerca del bosque, mejora su bienestar y su salud. Eso es indiscutible», destacó Espinoza.
Además de la captura de carbono, la prevención de la erosión del suelo y la contribución a la siembra de agua, al facilitar la infiltración y recarga de acuíferos, la cercanía a áreas verdes mejora el estado emocional, físico y mental de las personas, ofreciendo espacios de esparcimiento familiar. «Muchos de los niños probablemente no olvidarán esta experiencia», reflexionó.
Por su parte, Lucía Gallardo, representante de Empagua, enfatizó la conexión directa entre la reforestación y la disponibilidad del líquido: «Sembrar es garantizar el agua del mañana». Explicó que el terreno rocoso y arenoso del lugar hace que la plantación de árboles sea crucial para la restauración del suelo y la recarga de los mantos acuíferos.
Funcagua invita a personas interesadas en el voluntariado a sumarse a sus futuras reforestaciones, las cuales se cumplen los fines de semana. Las oportunidades se publican periódicamente. También promueve la campaña de educación ambiental «La Gota Viajera», que utiliza herramientas lúdicas para enseñar a los niños la importancia del ciclo hidrológico y la conservación del agua.


