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Así se purifica el agua envasada

La purificación del agua envasada es un proceso esencial que garantiza la calidad y seguridad del agua que consumimos. A medida que la demanda de agua embotellada ha aumentado, también lo han hecho las expectativas de los consumidores en cuanto a la pureza y calidad de este producto. Los métodos de purificación han evolucionado significativamente, incorporando tecnologías avanzadas que aseguran la eliminación de contaminantes y patógenos, proporcionando agua limpia y segura.

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Agua Pura Salvavidas fue la marca que inició la comercialización del agua embotellada industrialmente en Guatemala, llegando a ser actualmente la marca líder en el mercado. Juan Luis Martínez, quien trabaja en la Cervecería Centroamericana desde hace 31 años, explica el proceso de purificación del agua para el consumo humano.

El proceso inicia con la extracción del agua, la cual proviene de manantiales en bosques tropicales debidamente protegidos, para luego ser trasladada por medio de bombas a las instalaciones en su estado natural. En este punto se le llama “agua cruda”.

El proceso de purificación inicia con la aplicación de un desinfectante que es cloro gaseoso, el cual se le aplica al agua. También se aplican tratamientos químicos que evitan que el agua tenga compuestos dañinos, reduciendo la alcalinidad y la dureza, que son indicadores de la capacidad del agua para resistir cambios en el pH y la cantidad de minerales presentes, respectivamente.

Posteriormente, el agua se somete a un proceso de filtración. El primer filtro es de carbón, el cual elimina el cloro que se aplica al inicio del proceso, para que el agua no tenga cloro y pueda continuar el proceso de purificación. Los siguientes filtros son llamados pulidores, que le brindan la transparencia al agua. “Esos se miden en micras el tamaño de los poros, y empezamos desde 100, 20, 5, 1 hasta 0.45 micras, a este punto ya es un filtro de calidad, porque va a repeler las bacterias”, informó Martínez.

El proceso de purificación del agua termina cuando esta pasa por luz ultravioleta, la cual tiene la función de eliminar las bacterias restantes que pudieron haber quedado en la filtración. Juan Luis Martínez señala que a este punto se le aplica un desinfectante, ya sea ozono o dióxido de cloro.

“El ozono es un buen desinfectante porque actúa más rápido que el dióxido de cloro, la otra ventaja que posee es que no deja ningún olor o sabor residual. Al poco tiempo el ozono se disipa y el agua no tiene ningún olor ni sabor. El ozono lo genera la planta, donde el oxígeno pasa por una corriente eléctrica y el oxígeno pasa a ozono”, explicó Martínez.

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“El dióxido de cloro tiene concentraciones más bajas que las del ozono, para poder matar bacterias y tampoco deja olor o sabores residuales. También se genera en la planta por medio de la reacción de clorito de sodio con ácido clorhídrico, se forma dióxido de cloro que es un gas que se mezcla con el agua y esta baja”, señaló Martínez.

Preparación del envase de agua purificada

Juan Luis Martínez afirma que dicho proceso inicia con la clasificación de los garrafones, los cuales deben ser aptos para ser lavados en la planta. Si hay alguno que no pueda lavarse, como los garrafones de gasolina, pintura o los que están dañados, estos son apartados para que no entren a la línea de la planta. Posterior a ello, el envase es introducido en la lavadora, donde pasa de 3 a 4 minutos con un detergente especial para garrafones que es policarbonato. “Ese detergente tiene características que son: que se pueda aplicar en caliente, de 65 a 70 grados, que sea fácil de enjuagar, que proteja el envase y que no llene la máquina de espuma”, especificó Martínez.

Para finalizar el proceso, se realiza una serie de enjuagues para eliminar completamente el detergente y se utiliza ozono para la desinfección del envase. “La máquina que nosotros tenemos procesa 2,000 garrafones por hora. Allí se coloca la tapa, la cual no la toca nadie, es una línea automatizada, donde las personas no tienen contacto con el envase”, dijo Martínez.

Al finalizar el proceso, se lleva a cabo una revisión de todos los garrafones para verificar que tengan bien colocada la tapa, que estén totalmente llenos y que no lleven ningún objeto extraño. Asimismo, se lleva un control de calidad del agua, el cual garantiza su pureza al 100%. El garrafón de Agua Pura Salvavidas posee un costo de Q18.00.

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Martínez señala que se lleva un control de calidad química del agua, donde se monitorean parámetros como pH, dureza, alcalinidad, concentración de cloro, entre otros. “Hay un control en la línea, y suena una alarma si el nivel de concentración baja o sube, entonces se detiene el proceso para tomar acciones correctivas. Trabajamos con un sistema HACCP, el cual es un sistema preventivo en el que se determina cuáles son los puntos críticos del control del proceso”, enfatizó Martínez.

Ventas de garrafones en negocios pequeños

Cristina, quien trabaja en un pequeño local de distribución de garrafones y auto llenado de agua, explica cómo purifican el agua. “Es agua normal del chorro, y pasa por 3 filtros que se encargan de purificar el agua”, dijo la trabajadora.

Según la trabajadora, el agua es procesada por un filtro de carbón activado, que se utiliza para la eliminación de cloro libre y contaminantes orgánicos del agua, tales como olor, color, sabor y otros químicos. El segundo filtro es un suavizador de agua, que reduce la dureza del agua. El tercer filtro es un filtro de resina catiónica, que se emplea para el tratamiento de aguas duras para eliminar la cal y desmineralizar el agua.

En el caso de los envases, la trabajadora explica que únicamente los lavan con agua y jabón, e incluso a veces solo lo hacen con agua a presión para eliminar la suciedad de estos. De esa forma, garantizan hasta un 70% de pureza en el agua. En los pequeños negocios, el llenado de un garrafón posee un costo de Q6.00 y el costo de un envase más el llenado de agua cuesta Q45.00.

La ciudadana Carmen Toj comenta su experiencia comprando agua en los pequeños negocios de auto llenado y envasado de agua. Toj menciona que ha comprado su envase de garrafón y es el que ha utilizado constantemente para comprar agua, debido a que muchas veces no lavan bien los envases o simplemente no lo hacen. “Lo que hago en casa es lavar bien mi garrafón, le echo cloro y ya lo llevo limpio, pero cuando he visto cómo lo lavan, ellos le meten un pashte grande con jabón y agua a presión, pero no en todos los lugares lo hacen”, explicó Toj.

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“No sé de dónde sacan ellos el agua. A veces hiervo el agua, pero en general me la tomo solo así y nunca me he enfermado, pero sí le siento un sabor a cloro al agua, por eso yo sé que está bien y es segura”, dijo Toj. Debido a su situación económica, Toj comenta que prefiere comprar el agua a Q6.00, ya que no tiene los recursos para comprar agua 100% purificada.

Salud pública

La doctora Rocío Marroquín señala el impacto que tiene en la salud el agua que no está totalmente purificada. Las ventajas de consumir agua purificada incluyen la reducción de enfermedades que pueden contraerse cuando el agua está contaminada. La doctora señala que es importante saber de dónde se está extrayendo el agua para el consumo humano, ya que en ella se pueden encontrar virus, parásitos, bacterias, fertilizantes, nitratos, desechos fecales, entre otros.

“Son muchas sustancias que a simple vista uno cree que el agua no está contaminada, por eso es importante beber agua que sabemos que ha sido procesada y que le han hecho pruebas para saber que está realmente purificada”, dijo Marroquín.

Marroquín afirma que las enfermedades más comunes que se contraen del agua que no está procesada son problemas intestinales, diarreas y hepatitis A. “En 2021, la OMS estableció que más de 2 millones de personas beben agua contaminada, lo que expone a contraer enfermedades como disentería y tipos de hepatitis, las cuales si se complican pueden producir la muerte”, recalcó Marroquín.

Según el Ministerio de Salud, toda persona individual o jurídica, pública o privada, responsable de un proyecto de agua para consumo humano, debe solicitar y obtener el certificado de la calidad del agua para consumo humano en ese proyecto, previo a ponerlo en ejecución.

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