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El futuro incierto del INCA: director denuncia falta de recursos y apoyo estatal

Fernando Mauricio Ruano, director del Instituto Normal para Señoritas Centroamérica de la jornada vespertina (INCA JV), comparte su trayectoria y reflexiona sobre el preocupante estado de la educación pública en Guatemala. Con más de 50 años de experiencia en la docencia, Ruano denuncia la falta de recursos, la eliminación de carreras clave como el Magisterio, y la falta de apoyo del Estado, factores que han llevado a una crisis en la calidad educativa del país.

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La educación pública en Guatemala es un pilar esencial para el desarrollo social, económico y cultural del país. Sin embargo, enfrenta serios desafíos que comprometen su capacidad de ofrecer acceso equitativo a todos los sectores de la población, especialmente a aquellos de escasos recursos.

Fernando Mauricio Ruano inició su carrera en educación en la Universidad del Valle de Guatemala, donde se graduó como profesor de enseñanza media en historia y ciencias sociales. Posteriormente, obtuvo una licenciatura en pedagogía y administración educativa en la Universidad Rafael Landívar, graduándose en 1973. Su trayectoria docente comenzó en 1974, impartiendo clases en diversos establecimientos educativos como el Colegio de Infantes, Colegio Alemán, Colegio San José del Valle, Liceo Juan Mantovani, y Colegio Europeo, entre otros. A lo largo de 51 años de docencia, Ruano ha sido testigo y protagonista de las transformaciones en el sistema educativo del país.

En 1998, Ruano fue nombrado director del Instituto Normal para Señoritas Centroamérica de la jornada vespertina (INCA JV). Bajo su dirección, el instituto experimentó significativas innovaciones: se adquirió equipo audiovisual para cada aula, se implementaron laboratorios de computación, física y biología, y se desarrollaron actividades extracurriculares como karate, danzas, cocina, manualidades, y clases voluntarias de matemáticas. La Banda de Guerra del instituto ha ganado numerosos premios a nivel nacional, y el grupo de gimnastas ha sido pionero en la institución.

Pérdida de recursos y eliminación del magisterio

Ruano señala que la decadencia en la educación pública comenzó en 2014, cuando el Ministerio de Educación eliminó las carreras de Magisterio en el nivel medio. Esta decisión afectó profundamente al INCA, que perdió 22 secciones de alumnas y más de 20 docentes, quienes fueron reasignados a otros centros educativos. «El ministerio eliminó cuatro magisterios de un solo golpe, sin una razón lógica: magisterio de primaria, educación física, musical y educación para el hogar. Guatemala se está quedando sin maestros», lamenta Ruano.

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El impacto de esta decisión fue devastador. La matrícula del instituto, que solía ser de 1,600 alumnas, se ha reducido a solo 225 en la actualidad. Además, la Universidad de San Carlos de Guatemala retiró su apoyo al programa de bachillerato en educación, lo que agravó aún más la situación. «La universidad fracasó en la formación de maestros, y los graduados no pueden acceder a trabajos estables en el Ministerio de Educación, quedándose solo con contratos temporales sin escalafón ni aumento salarial», explica Ruano.

Otra medida que afectó gravemente al INCA fue la decisión del MINEDUC de eliminar el pago de inscripción por parte de las alumnas, otorgando en su lugar un aporte de Q100.00 al año por alumna, que, según Ruano, nunca llega a las arcas del instituto. «Es imposible mantener una institución con escasos recursos. Desde 2015, cuando se graduó nuestra última promoción de magisterio, hemos tenido que enseñar con dictados, sin libros de texto, y sin transporte para las alumnas», enfatiza.

La educación pública en la actualidad

La situación actual de la educación pública en Guatemala es alarmante. Según Ruano, el INCA carece de recursos para mantener sus instalaciones, la banda escolar y las actividades deportivas. «A veces, solo obtenemos recursos mendigando dinero. Las alumnas que desean participar en el desfile deben comprar sus uniformes e instrumentos, a menudo con la ayuda de familiares o maestros», comenta.

La escasez de maestros ha alcanzado niveles críticos, obligando a los directores a impartir clases en diferentes grados, lo que afecta su capacidad para desempeñarse eficazmente como directores y como maestros. Además, el actual reglamento de evaluación, que exige que todos los alumnos aprueben, ha minado la motivación del alumnado para superarse. «Ya no existe la visión de superación. Los estudiantes buscan solo las notas mínimas, y cuando pierden, los padres se quejan, y el MINEDUC acaba aprobándolos para evitar problemas», critica Ruano.

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Aún más preocupante es que solo una minoría de estudiantes guatemaltecas tiene acceso a la educación. Según estadísticas del Ministerio de Educación, de cada 100 señoritas del área de diversificado, solo 17 están inscritas en instituciones públicas y privadas.

La ley de escuelas normales y el futuro de la educación

En 2021, la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología, presidida por la diputada Lucrecia Marroquín de Palomo, emitió un dictamen favorable a la iniciativa 5770, que busca aprobar la Ley de Escuelas Normales Superiores. Esta ley, según Ruano, podría ser un paso positivo para Guatemala, al restablecer la formación de maestros especializados, algo que el Estado dejó de hacer hace años.

La iniciativa de ley establece que los títulos de magisterio otorgados por el Ministerio de Educación y las universidades acreditarán a los graduados para ejercer la docencia en sus respectivas áreas. Además, el gobierno se comprometería a apoyar financieramente a las Escuelas Normales Superiores que demuestren eficiencia institucional.

Ruano enfatiza que han luchado por el regreso del Magisterio a las escuelas normales, aunque hasta ahora les han dicho que esa carrera nunca volverá. Su única esperanza es que la iniciativa de ley se apruebe pronto. «La educación en Guatemala, en lugar de avanzar, está retrocediendo. Se han eliminado materias importantes como música, danza y teatro, reduciéndolas a una sola: expresión artística. El futuro de la educación en Guatemala requiere un cambio radical», concluye Ruano.

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