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El auge de las RRSS y su amenaza a la credibilidad periodística
El avance de las redes sociales (RRSS) en Guatemala ha transformado la manera de acceder y difundir noticias, afectando a los medios de comunicación tradicionales. Plataformas como Facebook, X (antes Twitter), Instagram y TikTok han permitido que cualquier persona con un teléfono móvil pueda actuar como «informador», lo que ha generado debates sobre la calidad y credibilidad de la información difundida. Mientras tanto, el periodismo profesional enfrenta el reto de adaptarse al entorno digital, buscando mantener su rigor y ética en medio de la desinformación creciente en las redes.
En los últimos años, Guatemala ha experimentado un notable crecimiento en el uso de redes sociales y plataformas digitales como Facebook, X (anteriormente Twitter), WhatsApp, Instagram, YouTube y TikTok. Esto ha transformado la forma en que se accede a la información, con noticias que se difunden de manera rápida, tanto a nivel profesional como por parte de aficionados. Esta dinámica ha tenido un impacto considerable en los medios de comunicación tradicionales, los cuales han perdido protagonismo debido a la inmediatez y el alcance de las redes.
El auge de páginas dedicadas a la difusión de noticias en internet ha generado audiencias masivas. Sin embargo, este fenómeno también ha planteado serias dudas sobre la calidad, credibilidad y el profesionalismo de la información que circula en estos espacios. A pesar de los avances tecnológicos, no todos los que participan en la difusión de noticias están sujetos a los mismos estándares de rigor que los medios establecidos.
Con la proliferación de dispositivos móviles, cualquier persona con acceso a un teléfono puede capturar un evento noticioso y compartirlo con el mundo. En algunos casos, los propios medios de comunicación han recurrido a estos contenidos para complementar su cobertura, aprovechando la rapidez con la que se puede obtener información visual o escrita desde el lugar de los hechos.
No obstante, este nuevo rol del ciudadano como informador ha generado debates sobre si aquellos que difunden noticias en redes sociales deben ser considerados periodistas. A menudo, se plantea la cuestión de si esta actividad puede equipararse con la labor profesional de quienes siguen los principios éticos y metodológicos del periodismo.
El periodismo tradicional ha tenido que adaptarse a la era digital, enfrentándose a desafíos como la pérdida de credibilidad frente a la inmediatez que ofrecen las redes sociales. «Las redes sociales fueron creadas para informar con objetividad, pero muchas veces terminan siendo vehículos de desinformación, manipulación y robo de contenidos», señala Luis Sánchez, periodista guatemalteco. Este fenómeno, según Sánchez, se debe en parte a que las plataformas digitales permiten la difusión de información por personas sin la formación adecuada.
El periodismo no solo implica la capacidad de difundir información, sino también una responsabilidad hacia la sociedad. La Real Academia Española define el periodismo como «la actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones». La labor periodística, además de ser una actividad informativa, está profundamente conectada con principios éticos que guían el comportamiento del profesional.
A diferencia de los llamados «periodistas aficionados», los periodistas profesionales deben garantizar que la información que presentan sea verídica, confiable y oportuna. En un contexto donde la desinformación puede causar graves repercusiones sociales, esta responsabilidad es fundamental para mantener la confianza del público en los medios de comunicación.